25 noviembre 2005

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

Mario Benedetti
(No lloro no'mas me acuerdo!)

30 mayo 2005

Luna

Pandereta de siglos para dormir al hombre
preso en el corazón mudo del universo.
Media manzana de oro para que el niño coma
hasta sentirse eterno.

Árboles, puentes, torres, montes, mares, caminos.
Y todo a la deriva se irá desvaneciendo.
Cuando ellos ya no vivan, en el espacio, libre,
tú seguirás viviendo.

Y cuando nos cansemos (porque hemos de cansarnos).
Y cuando nos vayamos (porque te dejaremos).
Cuando nadie recuerde que un día nos morimos
(porque nos moriremos),

Pandereta de siglos para dormir al hombre,
media manzana de oro que mide nuestro tiemo,
cuando ya no sintamos, cuando ya no seamos,
tú seguirás viviendo.

José Hierro

27 mayo 2005

No hay más. Sólo mujer.

No hay más. Sólo mujer para alegrarnos,
sólo ojos de mujer para reconfortarnos,
sólo cuerpos desnudos,
territorios en que no se cansa el hombre.
Si no es posible dedicarse a Dios
en la época de crecimiento,
¿qué darle al corazón afligido
sino el círculo de muerte necesaria
que es la mujer?

Estamos en el sexo, belleza pura,
corazón solo y limpio.

Jaime Sabines

25 mayo 2005

La noche de los feos

Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.

Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.

Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.

Nos miramos las respectivas fealdades con detenimiento, con insolencia, sin curiosidad. Recorrí la hendidura de su pómulo con la garantía de desparpajo que me otorgaba mi mejilla encogida. Ella no se sonrojó. Me gustó que fuera dura, que devolviera mi inspección con una ojeada minuciosa a la zona lisa, brillante, sin barba, de mi vieja quemadura.

Por fin entramos. Nos sentamos en filas distintas, pero contiguas. Ella no podía mirarme, pero yo, aun en la penumbra, podía distinguir su nuca de pelos rubios, su oreja fresca bien formada. Era la oreja de su lado normal.

Durante una hora y cuarenta minutos admiramos las respectivas bellezas del rudo héroe y la suave heroína. Por lo menos yo he sido siempre capaz de admirar lo lindo. Mi animadversión la reservo para mi rostro y a veces para Dios. También para el rostro de otros feos, de otros espantajos. Quizá debería sentir piedad, pero no puedo. La verdad es que son algo así como espejos. A veces me pregunto qué suerte habría corrido el mito si Narciso hubiera tenido un pómulo hundido, o el ácido le hubiera quemado la mejilla, o le faltara media nariz, o tuviera una costura en la frente.

La esperé a la salida. Caminé unos metros junto a ella, y luego le hablé. Cuando se detuvo y me miró, tuve la impresión de que vacilaba. La invité a que charláramos un rato en un café o una confitería. De pronto aceptó.

La confitería estaba llena, pero en ese momento se desocupó una mesa. A medida que pasábamos entre la gente, quedaban a nuestras espaldas las señas, los gestos de asombro. Mis antenas están particularmente adiestradas para captar esa curiosidad enfermiza, ese inconsciente sadismo de los que tienen un rostro corriente, milagrosamente simétrico. Pero esta vez ni siquiera era necesaria mi adiestrada intuición, ya que mis oídos alcanzaban para registrar murmullos, tosecitas, falsas carrasperas. Un rostro horrible y aislado tiene evidentemente su interés; pero dos fealdades juntas constituyen en sí mismas un espectáculos mayor, poco menos que coordinado; algo que se debe mirar en compañía, junto a uno (o una) de esos bien parecidos con quienes merece compartirse el mundo.

Nos sentamos, pedimos dos helados, y ella tuvo coraje (eso también me gustó) para sacar del bolso su espejito y arreglarse el pelo. Su lindo pelo.

"¿Qué está pensando?", pregunté.

Ella guardó el espejo y sonrió. El pozo de la mejilla cambió de forma.

"Un lugar común", dijo. "Tal para cual".

Hablamos largamente. A la hora y media hubo que pedir dos cafés para justificar la prolongada permanencia. De pronto me di cuenta de que tanto ella como yo estábamos hablando con una franqueza tan hiriente que amenazaba traspasar la sinceridad y convertirse en un casi equivalente de la hipocresía. Decidí tirarme a fondo.

"Usted se siente excluida del mundo, ¿verdad?"

"Sí", dijo, todavía mirándome.

"Usted admira a los hermosos, a los normales. Usted quisiera tener un rostro tan equilibrado como esa muchachita que está a su derecha, a pesar de que usted es inteligente, y ella, a juzgar por su risa, irremisiblemente estúpida."

"Sí."

Por primera vez no pudo sostener mi mirada.

"Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo."

"¿Algo cómo qué?"

"Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad."

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

"Prométame no tomarme como un chiflado."

"Prometo."

"La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?"

"No."

"¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?"

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata.

"Vivo solo, en un apartamento, y queda cerca."

Levantó la cabeza y ahora sí me miró preguntándome, averiguando sobre mí, tratando desesperadamente de llegar a un diagnóstico.

"Vamos", dijo.


2

No sólo apagué la luz sino que además corrí la doble cortina. A mi lado ella respiraba. Y no era una respiración afanosa. No quiso que la ayudara a desvestirse.

Yo no veía nada, nada. Pero igual pude darme cuenta de que ahora estaba inmóvil, a la espera. Estiré cautelosamente una mano, hasta hallar su pecho. Mi tacto me transmitió una versión estimulante, poderosa. Así vi su vientre, su sexo. Sus manos también me vieron.

En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.

Tuve que recurrir a todas mis reservas de coraje, pero lo hice. Mi mano ascendió lentamente hasta su rostro, encontró el surco de horror, y empezó una lenta, convincente y convencida caricia. En realidad mis dedos (al principio un poco temblorosos, luego progresivamente serenos) pasaron muchas veces sobre sus lágrimas.

Entonces, cuando yo menos lo esperaba, su mano también llegó a mi cara, y pasó y repasó el costurón y el pellejo liso, esa isla sin barba de mi marca siniestra.

Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.

FIN

Mario Benedetti

24 mayo 2005

Piedra de toque

Aparece
Ayúdame a existir
Ayúdate a existir
Oh inexistente por la que existo
Oh presentida que me presiente
Soñada que me sueña
Aparecida desvanecida
Ven vuela adviene despierta
Rompe diques avanza
Maleza de blancuras
Marea de armas blancas
Mar sin brida galopando en la noche
Estrella en pie
Esplendor que te clavas en el pecho
(Canta herida ciérrate boca)
Aparece
Hoja en blanco tatuada de otoño
bello astro de pausados movimientos de tigre
Perezoso relámpago
Águila fija parpadeante
Cae pluma flecha enagalanada cae
Da al fin la hora del encuentro
Reloj de Sangre
Piedra de toque de esta vida

Octavio Paz

19 mayo 2005

Soy

Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.

Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.

Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,
del tiempo, que es de uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

Jorge Luis Borges

17 mayo 2005

Horal

El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.

El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.

Parece que sales y soles,
nosotros y nada...

Jaime Sabines

16 mayo 2005

Gratia plena

Todo en ella encantaba, todo en ella atraía:
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Ingenua como el agua, diáfana como el día,
rubia y nevada como Margarita sin par,
al influjo de su alma celeste amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Cierta dulce y amable dignidad la investía
de no sé qué prestigio lejano y singular,
más que muchas princesas, princesa parecía:
era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar.
Y cadencias arcanas halló mi poesía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!

¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Diez años fue mía;
pero flores tan bellas nunca pueden durar!
Era llena de gracia, como el Avemaría,
y a la fuente de gracia, de donde procedía,
¡se volvió... como gota que se vuelve a la mar!

Amado Nervo

12 mayo 2005

De nuevo conmigo.

El cuarto menguante de la luna esta dibujado como con pincel, del mismo a quien se le olvidó pintar las estrellas; el cielo es negro, únicamente manchado con las apenas perceptibles nubes grises de la noche.

Mi casa esta inundada del olor de las tres pechugas que acabo de cocinar, y el ambiente deja sentir el sonido del sucio ventilador de pie, (me levanto a ponerlo en modo giratorio) y el sonido de la poesía de Amaury Gutiérrez, que está cantando “La soleda de una noche”, ahora cambia a "Dime corazón". Las pechugas me servirán de alimento hoy y probablemente mañana, el aire le sirve de alimento a mi espalda sudada; y Amaury le sirve de alimento a ella.

En mi mano el segundo cigarro consecutivo, en mi boca saliva seca y en mis ojos la misma nostalgia que llega cuando esta ella conmigo…

¿Por que no me deja? ¿Será que yo soy quien no ha sabido sacarla de mi vida?

Maldita soledad. Ya no te soporto.

Enrique Crespo

Walking around

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llear con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

Pablo Neruda

10 mayo 2005

Madre

Mi madre no tuvo jardín
sino islas acantiladas
flotando, bajo el sol,
en sus corales delicados.
No hubo una rama limpia
en su pupila sino muchos garrotes.
Qué tiempo aquel cuando corría, descalza,
sobre la cal de los orfelinatos
y no sabía reir
y podía siquiera mirar el horizonte.
Ella no tuvo el aposento del marfil,
ni la sala de mimbre,
ni el vitral silencioso del trópico.
Mi madre tuvo el canto y el pañuelo
para acunar la fe de mis entrañas,
para alzar su cabeza de reina desoída
y dejarnos sus manos, como piedras preciosas,
frente a los restos fríos de enemigo.

Nancy Morejón

05 mayo 2005

Tengo miedo

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflojo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

Pablo Neruda

04 mayo 2005

Del adiós

No se dice.
Acude a nuestros ojos,
a nuestras manos, tiembla, se resiste.
Dices que esperas – te esperas- desde entonces,
y sabes que el adiós es inútil y triste.

Jaime Sabines

02 mayo 2005

Bebé

Cuenta Bebé dos meses no cumplidos,
pero burlando al tiempo y sus reveses,
como todos los niños bien nacidos
parece un señorón de 20 meses.

Rubio, y con ojos como dos luceros
lo vi con traje de color de grana
en un escaparate de Plateros
un domingo de Pascua en la mañana.

Iban conmigo Concha y Margarita
y al mirar las dos, ambas gritaron:
«¡Mira padre, qué cara tan bonita!»
y trémulas de gozo mi miraron.

¿Quién al ver que en sus hijas se subleva
la ambición de adueñarse de un muñeco,
no se siente vencido cuando lleva
dos duros en la bolsa del chaleco?

Ha vencido pensé: si está comprado,
y como es natural tiene otros dueños
mis hijas perderán el encantado
palacio de sus mágicos ensueños.

Pero movido el paternal cariño,
entré a la tienda a realizar su antojo,
y dije al vendedor: «Quiero ese niño
de crenchas blondas y vestido rojo».

Abrió entonces la alcoba de cristales
tomó a Bebé, lo puso entre mis manos,
y convirtió a mis hijas en rivales
porque el amor divide a los hermanos.

«Para mí» -Concha me gritó importuna,
«para mí» -me gritaba Margarita,
y yo les grité al fin: «para ninguna»
con la seca aridez de un cenobita.

Reinó un silencio entre las dos profundo,
y yo recordé entonces conturbado
este axioma tristísimo del mundo:
«Ser rival es odiar y ser odiado».

Y así pensé: no debo en corazones
que de la vida llaman a la puerta,
encender con el celo esas pasiones,
que el odio atiza y el rencor despierta.

La historia del amor con dos premisas,
iguala a la mujer y no os asombre;
¡Un muñeco en la edad de las sonrisas,
y en la edad de las lágrimas, un hombre!

Juan de Dios Peza

28 abril 2005

Dos palabras

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulce, que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
hormiguita pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo - Oh, que bella, la vida! -
Tan dulces y tan mandas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.


Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.

Alfonsina Storni

25 abril 2005

Abril

Este día tan lleno de niñez,
las cápsulas verdes de los eucaliptos
en el suelo, entre hojas.

El buen aroma frío y viejo trae
de la mano, consigo,
los paseos al sol y por un parque
en un abril de viento.

Por mirar la vereda así y oír el ruido
de las hojas, arriba;
por recoger las cápsulas y aspirar hasta el alma
su antiguo olor, se puede,

—a veces, sí, se puede—
abrir puertas cerradas hacía días remotos;
las mañanas del sol y un aire limpio, fino,
los bancos de madera por el borde del parque,
las veredas desiertas,
un viento decidido contra la cara, frío,
y en la mano, tibieza de la mano materna.

Circe Maia

Abril

Ha crecido el abril en mi abandono.

Ha venido a llenarlo todo con su llanto, para humedecer las lunas del cristal, los tallos verdes, la gracia que toca el suelo duro.

Se ha llenado de cigarras, que miran con tristeza.

Cigarras que golpean el fruto de mi nombre, y ponen una mordaza de hielo entre mis labios.

Existo silenciosa, con una carta estrujada y un invierno eterno;
con una piedra que se destroza y un gusano voraz que me devora.

Ha llegado mi abril, humedeciendo el luto de este cuerpo de alas tronchadas. Vino despacio por los juncos y las breñas.

Allí donde los espejos de las hojas apagan sus luces y los crisantemos se arrojan a la noche del alma.

Voy a bajar a su misterio, triste y fría, y encontraré su túnel sin origen.

Abril de miedo frío...me roba los sueños y deja mis ojos abiertos, gastados por el llanto.

Yanira Soundry

Abril

Mientras nosotros escribimos
la vida pasa fuera con su lámpara

Mientras nosotros amamos
todo lo escrito carece de importancia

Mientras bebemos y cantamos
el amor nos traspasa sin herirnos

Mientras estamos aquí
algo sucede

Tal vez abril

Jorge Esquinca

22 abril 2005

Quedamente

Me la trajo quedo, muy quedo, el Destino,
y un día en silencio, me lo arrebató;
llegó sonriendo; se fue sonriente;
quedamente vino;
vivió quedamente,
¡queda.... quedamente desapareció!

Amado Nervo

21 abril 2005

La deseada

El aire se deshace entre mis labios,
azúcar sideral o pluma de rocío,
y el sabor queda vivo y tiene nombre,
nombre indeleble de mujer,
se llama: _____________

David Escobar

17 abril 2005

Desde los afectos

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que el odio y el amor son afectos...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad mal sana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

Mario Benedetti

13 abril 2005

Como palabrear en 1 minuto

Vacas habia en el campo
Antes yo las miraba
Nunca supe ordeñarlas
Eso no me afectaba
Siempre compro mi leche
Solo semidescremada
Así mis huesos sí crecen.

::~

11 abril 2005

Tu cuerpo está a mi lado...

Tu cuerpo está a mi lado
fácil, dulce, callado.
Tu cabeza en mi pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo, enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti mientras yo tengo
inmóviles mis brazos.
Miro mi cuerpo, el muslo
en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre
sin mis labios.
Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras
y te aprietas a mí y haces tu llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
se ponen a escuchar lo que no hablamos.

Jaime Sabines

10 abril 2005

No es nada de tu cuerpo

No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca —tu boca
que es igual que tu sexo—,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada —¿qué es una mirada?—
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un grano, ni un momento:

Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

Jaime Sabines

09 abril 2005

Fragmento de un sueño

Mar espejo de vida
Cruz muerte prometida
Tus besos.... esperanza divina

Y en esta inmensa oscuridad solo puedo escuchar el silencio de las paredes....
que no oyen ni hablan
Evocando recuerdos
Hilando historias falsas para poder vivir
para poder morir en paz.

Mi cruz me dejo la boca salada, no el mar
Mis pestañas podridas, no la noche
Mi cuerpo solo y frio
Mi vientre sin ti.....

Grever Avila

08 abril 2005

Silogismo de la infancia

Y se preguntan, cómo produjo aquel sauce

manzanas. Y

para qué, azules. No obstante, el salmón
de la alberca llegó del mar

y los niños

hablan de unas dalias mínimas que crecen en
sus agallas. Y qué piden: bocanadas

de aroma

y el viejo subterfugio inmóvil de las piedras.
Y el pájaro
inconcebible

que abrevó en el más tiempo légamo de los
pozos. En sus bosques

inversos

reposa aquel pájaro y su ave inunda el
paladar azul de los niños que
retozan
y braman

como una fuga de órganos altivos entre
la arborescencia
de los viveros.

José Kozer

07 abril 2005

Silencio

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

Octavio Paz

05 abril 2005

Las cosas que me gustan.

Nota del autor:
Cualquier referencia a alguna parte del cuerpo humano aqui escrita, debe darse por entendido que es una referencia a un cuerpo femenino.

Las mujeres. No se cuanto me gustan las mujeres, no existe método de medición posible, simplemente me gustan.

Me gustan las sonrisas, por que se dibujan siempre sobre un par de labios, me gustan los labios cuando son dulces y delicados como los pétalos de una rosa, me gustan las rosas, cada rosa es un poema, me gusta la poesía, leerla es como escuchar música, me gusta la música, fue creada por los hombres, para las mujeres; me gustan por sobre todas las cosas las mujeres.

Me gustan los aromas, aromas a rosas, aromas a mujer. Los olores casi imperceptibles a cuerpo femenino, los sutiles esencias a mujer impecablemente limpia, el bálsamo súper excitante que resulta el sudor de la mujer a la que estas amando.

Me gusta la piel. La piel hipersensible que sabe exactamente que lo que la esta rozando son unos labios, mis labios. Me gusta el sabor del cutis perfecto, sin maquillar; me gusta el exquisito olor que invariablemente expide un cuerpo femenino cuando su epidermis se encuentra totalmente descubierta.

Me gustan los sabores. El que más me gusta es el gustillo que tienen los labios de la mujer, dicen que saben a cereza, pero es mentira. Ni la mas extraña combinación de néctares y especias podría imitar el sabor a unos labios entreabiertos, sobre todo si la miro a los ojos, y los tiene cerrados.

Me gustan las mujeres.

Ya mencione que me gustan las mujeres?

Todas son bellas, por donde las vea.

Flacoman

04 abril 2005

El celaje

A donde fuiste, amor; a donde fuiste?
Se extinguió en el poniente el manso fuego,
y tu que me decias: «hasta luego,
volveré por la noche»... ¡No volviste!

¿En que zarzas tu pie divino heriste?
¿Que muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Que nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso.

Y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.

Amado Nervo

01 abril 2005

La luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines

De la noche

En la amorosa noche me aflijo.
Le piedo su secreto, mi secreto,
la interrogo en mi sangre largamente.
Ella no responde
y hace como mi madre, que me cierra los ojos sin oírme.

Jaime Sabines

31 marzo 2005

Cuestion de edad

Cuantos años tienes? -Me preguntó ayer una buena amiga que sabe perfectamente mi edad.

Desafortunadamente... -Le contesté- ... algunos mas de los que quisiera.

Afortunadamente... algunos menos que los que he vivido.

Flacoman

Coincidir

Soy vecino de este mundo por un rato
Y hoy coincide que también tú estas aquí
Coincidencias tan extrañas de la vida
Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir


Fernando Delgadillo
(Para mi princesa y gracias a dios por esta coincidencia tan grande.)

29 marzo 2005

Te quiero a las diez de la mañana

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mi, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?


Jaime Sabines

Maldad

El silencio eres tú.
Pleno como lo oscuro,
incalculable
como una gran llanura
desierta, desolada,
sin palmeras de música,
sin flores, sin palabras.
Para mi oído atento
eres noche profunda
sin auroras posibles.
No oiré la luz del día,
porque tu orgullo terco,
rubio y alto, lo impide.
El silencio eres tú:
cuerpo de piedra.

Manuel Altolaguirre

23 marzo 2005

Soledad

Estas aquí soledad?
por que te quedas si no te llame hoy,
me da mucho miedo que empiece a gustarme tu presencia.

Siempre estas conmigo...
de repente la causante de mi insomnio,
de repente la musa de mis poemas.

Tan mala eres soledad?
tan obscura cuando me miras con tus ojos de demonio,
tan reluciente cuando me cobijas con tus alas de ángel.

Estas acabando con mi vida...
llenando cada espacio,
con tu desagradable companía.

Finges dejarme algunas veces soledad?
o solo no me doy cuenta,
pero siempre estas conmigo.

Algo te debo, algo te hice...
algo quieres cobrarme,
con la espada que entierras en mi pecho cada noche.

No puedes marcharte soledad?
me obligas a respirar tu aire contaminado,
en mis venas circula el azufre de tu existencia.

Ya quiero matarte soledad!
ya quiero estar solo...
por primera ves en mi vida.

Flacoman

22 marzo 2005

Me doy cuenta de que me faltas

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.

Jaime Sabines

19 marzo 2005

No es que muera de amor...

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy sólo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en el que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que nos vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.

En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

Jaime Sabines

18 marzo 2005

Asi, verte de lejos

Así, verte de lejos, definitivamente.
Tu vas con otro hombre, y yo con otra mujer.
Y sí que como el agua que brota de una fuente
aquellos bellos días ya no pueden volver.

Así, verte de lejos y pasar sonriente,
como quien ya no siente lo que sentía ayer,
y lograr que mi rostro se quede indiferente
y que el gesto de hastío parezca de placer.

Así, verte de lejos, y no decirte nada
ni con una sonrisa, ni con una mirada,
y que nunca sospeches cuanto te quiero así.

Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,
la noche entera es corta para soñar contigo
y todo el día es poco para pensar en ti.

José Angel Buesa

Poesía del amor lejano

Esta noche pasaste por mi camino
y me tembló en el alma no se que afán
pero yo estoy consciente de mi destino
que es mirarte de lejos y nada más

No, tu nunca dijiste que hay primavera
en las rosas ocultas de tu rosal.
Ni yo debo mirarte de otra manera
que mirarte de lejos y nada más

Y así pasas aveces tranquila y bella,
así como esta noche te vi pasar.
Más yo debo mirarte como una estrella
que se mira de lejos y nada más.

Y así pasan las rosas de cada día
dejando las raíces que no se ván.
Y yo con mi secreta melancolía
de mirarte de lejos y nada más.

Y así seguirás siempre, siempre prohibida,
más allá de la muerte, si hay mas allá.
Porque en esa vida, si hay otra vida,
te mirare de lejos y nada más...

José Angel Buesa

16 marzo 2005

Decías

Dime no me fui como te dije
para que no me vieran por dentro

Dime que fue así,
ahora que no puedo oírte desde bien distante
Que no se supo nada por el mal tiempo,
los truenos

Lo que decía yéndome

Dile eso, que yo no vivo aquí,
que me mudé unas casas más abajo.

Luis Alberto Crespo

Sin sentido

Hay días
en que salgo a buscarme
y no me encuentro
por ningún lado.

Si acaso logro verme
en alguna fuente clara
o detrás de la fachada
de un escaparate
resulta que es otro
el que me está mirando
como un reflejo.

Es cuando me doy cuenta
de que no me necesito ya.
Cuando las cosas
dejan de tener sentido.

Enrique jaramillo Levy

15 marzo 2005

Historia del encuentro perfecto.

Anticipación, belleza, caricias.
ansiedad, besos, cariños.
arrebatar, babear, ceder.

deseo, entrega, felicidad.
deleitar, efusivo ejercicio elemental, faena.
derramar, edredón, fantástico.
descender, entender, fábula.

garabateo, habitual, intenso.
gemir, hazaña, ignífero.
gentil, húmedo, imaginado.

jadeante, karma, lengüetazo.
jaloneo, kilometraje, largo.
jocoso, kinético, laureado.

múltiple, navideño, obediente.
magnetismo, natural, ombliguero.
máximo, nervioso, oscilante.

pasión, químico, real.
penetrante, quedito, ratito.
persistente, quitasueño, reanimar.

sabatino, tierno, único.
sensaciones, temblando, uff.
sanador, tímido, ubicuo.

valiente, vertiginoso, versátil, visitante, vivo.
yo, yacer, yuxtapuesto.
zarandeo, zanzacada, zaz.

Alicia Ancona
(Tomado sin el permiso de su blog)

14 marzo 2005

Otro ritmo posible

Un buen verso
no sacia el hambre.

Un buen verso
no construye un jardín.

Un buen verso
no derriba al tirano.

Un verso
en el mejor de los casos consigue
cortarte la respiración
(la digestión casi nunca)

y su ritmo insinúa otro ritmo posible
para tu sangre y para los planetas.

Jorge Riechmann

12 marzo 2005

Escrito con tinta verde

La tinta verde crea jardines, selvas, prados,
follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.

Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran
como una lluvia de hojas a un campo de nieve,
como la yedra a la estatua,
como la tinta a esta página.

Brazos, cintura, cuello, senos,
la frente pura como el mar,
la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una brizna de yerba.

Tu cuerpo se constela de signos verdes
como el cuerpo del árbol de renuevos.
No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa:
mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.

Octavio Paz

11 marzo 2005

No era amor.

No era amor. Fue otra cosa
pero según murmuran en la ciudad aquella,
yo cometí el delito de inventarte una estrella,
y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa.

No era amor, no era eso
que se enciende en la sangre como una llamarada;
era mirar tus ojos y no decirte nada
o acercarme a tu boca sin codiciar un beso.

Tarde para mi hastío,
tarde para tu angustia de mariposa en vano,
era como dos ciegos que se daban la mano,
como dos niños pobres, tu corazón y el mío.

Nada más. Ni siquiera
suspirar en la lluvia de una tarde vacía,
no era amor, fue otra cosa. No se lo que sería
yo sé que es triste que nadie lo creyera.

José Angel Buesa

10 marzo 2005

Soy

Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.

Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.

Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,

del tiempo, que es de uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

Jorge Luis Borges

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Jorge Luis Borges

09 marzo 2005

Mamá, soy Paquito

Cubierto de jiras,
al ábrego hirsutas
al par que las mechas
crecidas y rubias,
el pobre chiquillo
se postra en la tumba,
y en voz de sollozos
revienta y murmura:

"Mamá, soy Paquito;
no haré travesuras."

Y un cielo impasible
despliega su curva.

"¡Que bien que me acuerdo!
¡La tarde de lluvia;
las velas grandotas
que olían a curas;
y tú en aquel catre
tan tiesa, tan muda,
tan fría, tan seria,
y así tan rechula!
Mamá, soy Paquito;
no haré travesuras."

Y un cielo impasible
despliega su curva.

"Buscando comida,
revuelvo basura.
Si pido limosna,
la gente me insulta,
me agarra la oreja,
me dice granuja,
y escapo con miedo
de que haya denuncia.
Mamá, soy Paquito;
no haré travesuras."

Y un cielo impasible
despliega su curva.

"Los otros muchachos
se ríen, se burlan,
se meten conmigo,
y a poco me acusan
de pleito al gendarme
que viene a la bulla;
y todo, porque ando
con tiras y sucias.
Mamá, soy Paquito;
no haré travesuras."

Y un cielo impasible
despliega su curva.

"Me acuesto en rincones
solito y a obscuras.
De noche, ya sabes,
los ruidos me asustan.
Los perros divisan
espantos y aúllan.
Las ratas me muerden,
las piedras me punzan...
Mamá, soy Paquito;
no haré travesuras."

Y un cielo impasible
despliega su curva.

"Papá no me quiere.
Está donde juzga
y riñe a los hombres
que tienen la culpa.
Si voy a buscarlo,
él bota la pluma,
se pone muy bravo,
me ofrece una tunda.
Mamá, soy Paquito;
no haré travesuras."

Y un cielo impasible
despliega su curva.

Salvador Díaz Mirón

08 marzo 2005

Yo no lo sé de cierto

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
algún día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.

Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo)

Jaime Sabines

Viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.

Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.

Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.

O sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Mario Benedetti

07 marzo 2005

Te Quiero

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando tal un animalillo en la arena
o iracundo como órgano tempestuoso;

te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

te lo he dicho con las plantas,
leves caricias transparentes
que se cubren de rubor repentino;

te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,

te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta;
más allá de la vida
quiero decírtelo con la muerte,
más allá del amor
quiero decírtelo con el olvido.

Luis Cernuda

05 marzo 2005

Bienvenida

Se me ocurre que vas a llegar distinta
no exactamente más linda
ni más fuerte
ni más dócil
ni más cauta

tan sólo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabés
cómo te pienso y te enumero

después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco

yo nostalgio
tú nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie

tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes
con trazos invisibles y seguros

no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo

y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza

sé que voy a quererte
sin preguntas
sé que vas a quererme
sin respuestas.

Mario Benedetti

Desgracia

Sansón amó a Dalila... y su amor termino en desgracia.

Julio cesar amó a Cleopatra... y su amor termino en desgracia.

Romeo amó a Julieta... y su amor termino en desgracia.

Y yo te amo a ti... desgraciada.

Flacoman

04 marzo 2005

¿Carta de amor?

Esta no es una carta de amor.

Si lo fuera diría que sueño contigo cada noche, que despierto con el sonido de tu vos impregnado en mis oídos, que voy por la vida diciendo tu nombre sin que nadie se dé cuenta, con tu rostro esculpido en mis pupilas. Te diría que pienso en ti a cada respiro, cuando hablo, cuando escucho, cuando camino, cuando existo, y cuando como sandía.

Tal vez sea solo un montón de letras, tal ves un grupo de unos y ceros acomodados de manera caprichosa en un archivo de computadora, a lo mejor es un razonamiento diluido en una hoja de un blog, o una agrupación de fonemas provocada por el insomnio a las cuatro de la madrugada.

Esta no es una carta de amor.

Fácilmente podría escribir una, y decirte que eres todo lo que pido, lo que quiero y lo que necesito, decirte que desde que mis pensamientos se ataron a ti no se han desamarrado, que te dedico mis palabras y mis hechos, que siempre estoy buscando la manera de poner palabras a la derecha de cada letra de tu nombre, decirte que eres una bella habitante en mi cabeza… y que vives sola.

A lo mejor sea un análisis fonético de mis pensamientos, quizás sea una agrupación de ideas encapsuladas en ocho letras, puede ser una de esas poesías monodirigidas que algunos llaman acróstico, tal vez solo me dieron ganas de escribirlo, o tal vez lo hago porque cuando escribo tu nombre puedo ver en el claramente tu rostro.

No es una carta de amor.

Y no lo es, porque ninguna palabra escrita en ella contiene las ocho letras de tu nombre, ningún párrafo expresa intención alguna de acercarme a ti, y en ningún renglón se encuentra una solicitud de respuesta. No es una carta de amor porque en ningún momento dice que te amo, no por que no lo sienta, sino por que no tengo el valor de decírtelo.

Flacoman

03 marzo 2005

Estado de ánimo

A veces me siento
como un águila en el aire
(de una canción de Pablo Milanés)

Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas
unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano
a veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas
pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires
te mires al mirarme.

Mario Benedetti

Intimidad

Soñamos juntos
juntos despertamos
el tiempo hace o deshace
mientras tanto
no le importan tu sueño
ni mi sueño
somos torpes
o demasiado cautos
pensamos que no cae
esa gaviota
creemos que es eterno
este conjuro
que la batalla es nuestra
o de ninguno
juntos vivimos
sucumbimos juntos
pero esa destrucción
es una broma
un detalle una ráfaga
un vestigio
un abrirse y cerrarse
el paraíso
ya nuestra intimidad
es tan inmensa
que la muerte la esconde
en su vacío
quiero que me relates
el duelo que te callas
por mi parte te ofrezco
mi última confianza
estás sola
estoy solo
pero a veces
puede la soledad
ser
una llama.

Mario Benedetti

02 marzo 2005

Amor.

¡Amar a una mujer, sentir su aliento,
y escuchar a su lado
lo dulce y armonioso de su acento;
tener su boca a nuestra boca unida
y su cuello en el nuestro reclinado,
es el placer mas grato de la vida,
el goce mas profundo
que puede disfrutarse sobre el mundo!

Porque el amor al hombre es tan preciso,
como el agua a las flores,
como el querube ardiente al paraíso;
es el prisma de mágicos colores
que transforma y convierte
las espinas en rosas,
y que hace bella hasta la misma muerte
a pesar de sus formas espantosas.

Amando a una mujer, olvida el hombre
hasta su misma esencia,
sus deberes mas santos y su nombre;
no cambia por el cielo su existencia;
y con su afán y su delirio, loco,
acaricia sonriendo su creencia,
y el mundo entero le parece poco...

Quitadle al zenzontle la armonia,
y al águila su vuelo,
y al iluminar espléndido del día
el azul pabellón del ancho cielo,
y el mundo seguirá... Más la criatura,
del amor separada
morirá como muere marchitada
la rosa blanca y pura
que el huracán feroz deja tronchada;
como muere la nube y se deshace
en perlas cristalinas
cuando le hace falta un sol que la sostenga
en la etérea región de las ondinas.

¡Amor es Dios!, a su divino fiat
brotó la tierra con sus gayas flores
y sus selvas pobladas
de abejas y de pájaros cantores,
y con sus blancas y espumosas fuentes
y sus limpias cascadas
cayendo entre las rocas a torrentes;
brotó sin canto ni armonía...

Hasta que el beso puro de Adán y Eva,
resonando en el viento,
snseñó a las criaturas ese idioma,
ese acento magnífico y sublime
con que suspira el cisne cuando canta
y la tórtola dulce cuando gime,
¡Amor es Dios!, y la mujer la forma
en que encarna su espíritu fecundo;
él es el astro y ella su reflejo,
él es el paraíso y ella el mundo...

Y vivir es amar. Aquien no ha sentido
latir el corazxon dentro del pecho
del amor al impulso,
no comprende las quejas de la brisa
que vaga entre los lirios de la loma,
ni de la virgen casta la sonrisa
ni el suspiro fugaz de la paloma.

¡Existir es amar! Quien no comprende
esa emoción dulcisima y suave,
esa tierna fusión de dos criaturas
gimiendo en un gemido,
en un goce gozando
y latiendo en unísono latido...

Quien no comprende ese placer supremo,
purísimo y sonriente,
ese miente si dice que ha vivido;
si dice que ha gozado, miente.

Y el amor no es el goce de un instante
que en su lecho de seda
nos brinda la ramera palpitante;
no es el deleite impuro
que hallamos al brillar una moneda
del cieno y de la infamia entre lo oscuro;
no es la miel que provoca
y que deja, después que la apuramos,
amargura en el alma y en la boca...

Pureza y armonía,
ángeles bellos y hadas primorosas
en un Edén de luz y de poesía,
en un pensíl de nardos y de rosas,
Todo es el amor.

Mundo en que nadie
llora o suspira sin hallar un eco;
fanal de bienandanza
que hace que siempre ante los ojos radie
la viva claridad de una esperanza.

El amor es la gloria,
la corona esplendente
con que sueña el genio de alma grande
que pulsa el arpa o el acero blande,
la virgen sonriente.

El Petrarca sin Laura,
no fuera el vate del sentido canto
que hace brotar suspiros en el pecho
y en la pupila llanto.

Y el Dante sin Beatriz no fuera el poeta
a veces dulce y tierno,
y a veces grande, aterrador y ronco
como el cantor salido del infierno...

Y es que el amor encierra
en su forma infinita
cuanto de bello el universo habita,
cuanto existe de ideal sobre la tierra.

Amor es Dios, el lazo que mantiene
en constante armonía
los seres mil de la creación inmensa;
y la mujer la diosa,
la encarnación sublime y sacrosanta
que la pradera con su olor inciensa
y que la orquesta del Supremo canta,
¡Y salve, amor! emanación divina...
...¡Tu, mas blanca y mas pura
que la luz de la estrella matutina!

¡Salve, soplo de Dios!...
Y cuando mi alma
deje de ser un templo a la hermosura,
ven a arrancarme el corazón del pecho
ven a abrir a mis pies la sepultura

Manuel Acuña

01 marzo 2005

Informe sobre caricias.

1
La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen

2
La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada

3
Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria

4
Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tienen tacto

5
como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia

6
Es claro que lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación.

Mario Benedetti

Puedo escribir los versos (Poema XX)

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: ``La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.´´

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda

28 febrero 2005

La realidad de su inexistencia.

Hablando con una amiga hace un rato, tocamos el tema de las mujeres, ella me me confeso lo siguiente, lo cual explica todos los problemas que he tenido con mujeres en mi vida.

Ella me dijo lo siguiente: Las mujeres no existen.

Aqui les pongo lo que me dijo textualmente.

"Women don't really exist. We're all just robots designed to toy with men's minds and make them miserable."

"
Las mujeres realmente no existimos. Todas somos robots diseñadas para jugar con las mentes de los hombres y hacerlos miserables."

Lo sabia... sabia que un ser humano no podria tratar a otro como ellas lo hacen con nosotros.

Flacoman

El dia que me quieras

El día que me quieras tendrá más luz que junio,
la noche que me quieras será de plenilunio
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cantarinas,
el día que me quieras.

El día que me quieras los setos escondidos
resonarán arpegios jamás oídos.
Extasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano, cual rubias hermanitas
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ``¡Apasionadamente!´´

Al reventar el alba del día que me quieras
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las míticas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de las Mil y una noches; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira; cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

Amado Nervo

Por que estas Silenciosa?

¿Por qué estás silenciosa? ¿Es una planta
tu amor, tan deleznable y pequeñita,
que el aire de la ausencia lo marchita?
Oye gemir la voz en mi garganta:

Yo te he servido como a regia Infanta.
Mendigo soy que amores solicita...
¡Oh limosna de amor! Piensa y medita
que sin tu amor mi vida se quebranta.

¡Háblame! no hay tormento cual la duda:
Si mi amoroso pecho te ha perdido
¿su desolada imagen no te mueve?

¡No permanezcas a mis ruegos muda!
que estoy más desolado que, en su nido,
el ave a la que cubre blanca nieve.

William Wordsworth
(Enviado por Victoria Moon)

25 febrero 2005

Celos

Ya solo eres aquella
que tiene la costumbre de ser bella.
Ya pasó la embriaguez.
Pero no olvido aquel deslumbramiento,
aquella gloria del primer momento,
al ver tus ojos por primera vez.

Y se que, aunque quisiera,
no he de volverte a ver de esa manera.
Como aquel instante de embriaguez;
y siento celos al pensar que un día,
alguien, que no te ha visto todavía,
verá tus ojos por primera vez.

José Angel Buesa

24 febrero 2005

Shhh

Shhh
Pasa, te estaba esperando.
Calla,
Guarda silencio.
Déjame verte, déjame besarte.
Déjame olerte y recordarte.
¿Así eras antes de irte?
Silencio,
No hables.
Aún no termino de besarte.
¿Ves mis ojos cerrados?
Estoy reconociéndote.
Conociéndote,
Volviéndolo a hacer.
Mudo,
Sígueme por el pasillo.
Toma mi mano, no la sueltes
Te guío.
Escúchame.
Ya habrá tiempo para hablar después.

Chi’ibal uj (Eclipse de luna)

Aqui les dejo un poema escrito en maya y su traduccion al español, espero que les guste.

Jop u kikiláankil yuum ka’an
lek u chéechil joolnaj
lek u yok’ol juub
lek u póch’il peek’
lek u xóob ch’íich’
peknaj xan u ch’íbalil wíiniko’ob tuláakal yóok’ol kaab
dzo’ok u chúukul ki’ichpan x-ma uj
táan u lúk’ul u yich
táan u muk’ yaj
táan u tokikuba ichil chéechil
ichil ok’ol
ichil xóob
sublakchaj x-nuuk ma kaabe’
ka tu jalk’ataj x-ma uj
ka week tun óolal ichil tu laklo’on.

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Se incendió la temblorina del señor del cielo
empezaron las puertas a discutir
los caracoles a llorar
los perros a insultar
los pájaros a silbar
también se inmovilizó la especie humana del mundo
atraparon ya a la hermosa madre luna
han comenzado a engullir su rostro
sufre
intenta liberarse entre tanto barullo
entre el llanto
entre insultos
entre los silbidos
se avergonzó la gran madre tierra
y soltó a la madre luna
entonces se derramó la alegría entre todos nosotros.

Alfredo Cuevas Cob

Hagamos un trato

Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo

(de una canción de CARLOS PUEBLA)


Compañera
usted sabe
puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo

si alguna vez
advierte
que la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense qué delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar
conmigo

si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo

pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Mario Benedetti

23 febrero 2005

Te acordaras un dia

Te acordaras un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía
porque te quiso tanto... que no te lo decía.

Aquel amante loco... que era como un amigo,
y que se fue con otra... para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante.
Profesor de horas lentas con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano... que volvió del olvido
solo para quererte... como a nadie ha querido.

Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tu lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.
Viajero silencioso de las noches de estío
que miraba tus ojos, como quien mira un río.

Te acordaras un día de aquel hombre lejano
del que más te ha querido... porque te quiso en vano.

Quizás así de pronto... te acordarás un día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tu rosal preferido se secara en el huerto
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.

Y el andará en la sombra con su sonrisa triste.
Y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.

José Angel Buesa

Te recuerdo como eras

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

Pablo Neruda

Nocturno a Rosario

Cuando uno sabe la historia de Manuel Acuña, le encuentra mayor sentido a esta gran obra. Acuña se suicido a los 24 años al no poder estar junto al amor de su vida, una mujer casada llamada Rosario de la Peña.


NOCTURNO A ROSARIO

I

¡Pues bien! yo necesito
decirte que te adoro
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto
al grito que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.

II

Yo quiero que tu sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías,
que ya no se ni dónde
se alzaba el porvenir.

III

De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho,
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.

IV

Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.

V

A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿Que quieres tu que yo haga,
pedazo de mi vida?
¿Que quieres tu que yo haga
con este corazón?

VI

Y luego que ya estaba
concluído tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar;
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta alla a lo lejos
la puerta del hogar...

VII

¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo,
los dos unidos siempre
y amandonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos una sola alma,
los dos un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!

VIII

¡Figúrate que hermosas
las horas de esa vida!
Que dulce y bello el viaje
por una tierra asi!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida;
y al delirar en ello
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por tí, no mas por ti.

IX

!Bien sabe Dios que ese era
mi mas hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vió nacer!

X

Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡Adios por la vez última,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores;
mi lira de poeta,
mi juventud, adiós!

Manuel Acuña

22 febrero 2005

La caricia perdida.

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos ... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,
si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?

Alfonsina Storni

21 febrero 2005

Podria

Podría decirle que la adoro, que ella es la razón de todos mis sueños y todas mis pesadillas, de mi insomnio, podría decirle que los minutos que hablo con ella cada día son los que hacen que la vida tenga sentido, aunque este a kilómetros de distancia; podría decirle lo que se siente cuando dice adiós, cuando se despide con un "cuídate, bye" pero no lo hago.

Por que no lo hago? yo que chingados se, como saberlo? entre pensar en el trabajo, la escuela, y fantasear con ella no me queda tiempo para filosofar como lo hacia antes, a lo mejor por dentro prefiero que me trate como lo hace, a que no me trate; prefiero que sepa que existo, aunque sea solo como uno mas de sus amigos.

Y al final del día todo comienza otra ves, otra noche de insomnio por estar pensando en ella, insomnio que se acaba cuando empieza el sueño de felicidad a su lado, el que acaba con la pesadilla de ser abandonado una ves mas.

No habrá una cura para esta madre?.

Flacoman

Historia de hoy

Sin gran habilidad sin pensarlo pusimos el mantel en la arena
Accidental yo exclamé de triunfo y tu punta me iluminó por dentro
Como toda muñeca de porcelana puedo rajarme mañana
terminárseme la cuerda y conectar la soga de la ahorcada
No todo fue de pronto al rato yo tenía ganas de cantar
Me asustó la caricia esperaba un latigazo

Tú nunca dejarás de criticar mis disparates cultos
Estoy convencida de que los amores del uno para el otro
son sólo orgasmos de celuloide
y no soy de las que colocan la vida encima de la coqueta
yo prefiero soplar sobre tu pene un pétalo de rosa
mientras tú conduces el auto hacia lo efímero

Es raro hasta ayer yo me creía extraordinaria
y hoy supe que soy gravemente bella
Ya sé no lo prepitas tu concepto de hermosura es otro
es la base conceptual de nuestro extinguidor de sueños
¿Qué podrá ocurrir si en pleno esplendor nos separamos?

Ya vuelvo con las maniáticas consideraciones femeninas
de provocar la caída en lo más alto del vuelo
No quiero prometer que te besaré el pecho a la mitad del camino
porque los tiros al blanco estrujan toda infinitud
La pedrada no puede ser ni antes ni tardía
Y que no haya descalabros en tus misteriosos excesos masculinos

Es sólo el día de hoy
¡Y tantos argumentos en favor de nuestro fuego!
Es el tesoro de sonreírnos juntos
Enamorarse y lamentarlo es un lujo del futuro
un mínimo arte de salón

Despidámonos exclusivamente para el regreso
Ves no me acumulo ni me dosifico
por primera vez aspiro a ser linda y exacta
no digamos ya irresistible
pero sólo por hoy no te apresures.

Zoé Valdés

A una desconocida.

No te conozco...
Pero cuando pasas, trato de acercarme
No te siento...
Pero tus pisadas me hablan de huellas desconocidas

Si sigo tu huellas
Me pierdo en un mar de gente
Contra cuya corriente
No puedo nadar

Si tu mirada se encuentra con la mía
Trato de adivinar tu nombre
Más si mi mano roza la tuya
Mis ojos se pierden en la lejanía

Tal vez algún día
Cuando muera el sol
Y la oscuridad reine en nuestros corazones
Aproveche la oscuridad para decirte tantas cosas
Que jamás se harán realidad

Tal vez camine muy lento
Para tu rápido andar
Tal vez sólo el viento, pueda rozar tus mejillas
Y acariciar tu pelo

Pero que tus labios no los roce el viento...
Antes de que mis labios los hayan rozado
Que no se pierda en el desierto tu sonrisa
Sin que algún par de ojos no la vigilen

¿Cómo es que aún sin conocerte te recuerde?
¿Habrá Dios creado el amor
Para hacerlo sufrir a uno
Al borde de la muerte?

Trataré algún día de observarte
De grabar en mi mente cada uno de tus detalles
Los guardaré como recuerdos...
Tal vez, algún día, los necesite...

Francisco Jiménez

19 febrero 2005

Antón y el eco (El borracho y el eco)

En Noche Oscura y brumosa
tan atontado iba Antón,
que cayó de un tropezón
en la acera resbalosa.

Soltó un feo juramento
diciendo: ¿quién se cayó?
Y en la pared del convento
repercutió el eco: "yo".

- Mientes! Fuí yo quien caí;
y si el casco me rompí
tendré que gastar pelucas...
- Lucas!

- No soy Lucas, voto a Dios!
Vamos a vernos los dos
ahora mismo farfantón.
- Antón!

- Me conoces, eh! tunante?
Pues aguárdate un instante,
conocerás mi navaja...
- Baja!

- Bajaré con mucho gusto
¿Te figuras que me asusto?
Al contrario, más exalto...
- Alto!

- ¿Alto yo? ¿Piensa el osado
que en este pecho esforzado
el valor ya está marchito?
- Chito!

- ¿ Y pretende el insolente
mandar callar a un valiente?
¿Que calle yo? Miserable!
- Hable!

- Hablaré, por vida mía,
hasta que tu lengua impía
con este acero taladre...
- Ladre!

- ¿Ladrar? ¿Soy perro quizás?
¿Dónde, villano do estás
que de esperarte me aburro?
- Burro!

- ¿Burro yo? Insulto extraño
que vengaré a mi amaño.
El momento es oportuno...
- Tuno!

- ¿Dónde está el majadero
que me toma por carnero?
Responde. ¿Dónde se encuentra?
- Entra!

- Sal tu, si no eres cobarde;
y apresúrate que es tarde.
A pie firme aquí te espero.
- Pero!

- No hay pero que valga, flojo!
Sal que ya estoy viendo rojo
y ansío tenerte en frente...
- Ente!

- ¿Pero dónde estás? Repito
que estoy oyendo tu grito
y tu ausencia ya me admira.
- Mira!

- Si, miro; pero qué diablo!
No puedo ver con quien hablo,
pues no aparece ninguno.
- Uno!

- Uno o cien, lo mismo da;
que salga, que salga ya.
Lo aguardo. Aquí me coloco!
- Loco.

- ¿Así te burlas de mi?
¿Quién eres, quién eres, dí?
No me hagas perder la calma.
- Alma!

- Mas si eres un alma en pena,
¿cómo no oigo tu cadena?
Basta de bromas; concluye.
- Huye!

- No tal; no me iré de aquí
sin saber quien me habla así.
Dime siquiera tu nombre.
- Hombre!

- ¿Pero estás vivo o difunto?
Aclara bien este punto,
que a mi ya nada me asombra.
- Sombra!

- Una sombra y la insulté!
Perdóname que tomé
cuatro copas con bizcocho.
- Ocho!

Marchóse Antón al momento
y en casa contó a su esposa
que una sombra pavorosa,
en la acera del convento
le había hablado. Y no era cuento!

Francisco de Añón

Dos Cuerpos

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Octavio Paz

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.

Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?

Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Jorge Luis Borges

18 febrero 2005

Te desnudas igual...

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Como te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flitrearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!

(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)

Jaime Sabines

La Mujer Esencial

Porque eres mucho más que la belleza
y mucho más que un cuerpo
con una llamarda de gozo entre los flancos.
Porque eres más que un vientre para el hijo
y mucho más que la ilusión de un hombre
que preñe tus silencios
y marque con su aliento tu camino.

Porque eres la mujer, el equilibrio,
la sensatez, la calma, la cordura.
Porque en tus manos guardas bendiciones,
ay paz en tus palabras
y estás hecha de aromas y ternura,

rompe ya tus espejos, renuncia a ser fetiche
y al metro con que miden tu figura
y amamanta la historia con tus pechos de harina
recobrando tu luz y tu estatura.

¡ Vuelve a ser la mujer!
Vuelve a ser ese fuego
donde arden el amor y la decencia,
vuelve a ser tierra firme
generosa y fecunda,

vuelve a ser aire puro
que agite alas y brazos,
vuelve a ser agua limpia
sin marcas ni amargura.

¡Vuleve a ser la mujer!
Ya no escuches más cantos de sirenas,
recupera tu esencia, tu destino,
te lo supilica un mundo que agoniza,
te lo reclama el hombre con su voz de martillo,
antes de que se muera la esperanza,
antes de que ya todo esté perdido.

Beatriz Rivera

17 febrero 2005

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Jaime Sabines

Desiderata

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa
y recuerda que paz que puede haber en el silencio.

Vive en buenos términos con todas las personas
todo lo que puedas, sin rendirte.

Di tu verdad tranquila y claramente,
escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante;
ellos también tienen su historia.

Evita a las personas ruidosas y agresivas,
sin vejaciones al espíritu.
Si te comparas con otros puedes volverte vanidoso y amargo;
porque siempre habrá personas más grandes, y más pequeñas que tú.

Disfruta de tus logros así como de tus planes.

Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde,
es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.

Usa la precaución en tus negocios, porque el mundo está lleno de trampas.
Pero no por eso te niegues a la virtud que pueda existir.
Mucha gente lucha por altos ideales
y en todas partes la vida está llena de heroísmo.

¡Sé tú mismo!, especialmente no finjas afectos
tampoco seas cínico respecto del amor
porque frente a toda aridez y desencanto
el amor es perenne como la hierba.

Recoge mansamente el consejo de los años,
renunciando graciosamente a las cosas de juventud.

Nutre tu fuerza espiritual para que te protega en la desgracia repentina
pero no te angusties con fantasías.
Muchos temores, nacen de la fatiga y la soledad;
junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo.

Tú eres una criatura del Universo,
no menos que los árboles y las estrellas;
tú tienes derecho a estar aquí
y te resulte evidente o no
sin duda el universo se desenvuelve como debe.

Por lo tanto, manténte en paz con Dios
de cualquier modo que lo concibas
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones,
mantén en la ruidosa confusión, paz con tu alma
con todas sus farsas y sueños rotos
éste sigue siendo un mundo hermoso.
Ten cuidado...

Esfuérzate en ser feliz.

16 febrero 2005

Me Dueles

Me dueles.
Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza, córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma búscame,
escúchame.
En algún sitio mi voz, sobrevive, llama,
pide tu asombro,
tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,
tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
viene desde la muerte, desde antes
del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad tu rostro, qué ternura
de luz ensimismada,
qué dibujos de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
como una gota de tus ojos soy.

Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
del suelo, de la sombra que pisas,
del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.

Levántame. Porque he caído de tus manos
y quiero vivir, vivir, vivir.

Jaime Sabines

En paz

Artifex vitae, artifex sui

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Amado Nervo

15 febrero 2005

A mi vampira

He conocido a un ser extraordinario,
de cabello largo como el invierno
y oscuro como la noche sin luna y estrellas.

La voz suave y seductora,
la piel clara como el amanecer
y la mirada profunda como el mar.

Ojos bellos, manos delicadas,
simplemente no como cualquiera.

Espero verla de nuevo
ansio el momento, añoro el deseo
de esa vida eterna,
de esa infinidad que solo ella me puede dar.

Eres una vampira, no algo normal
no reflejas y puedes volar,
te pido no bebas la sangre de cualquier mortal,
que tomes mi cuerpo y me permitas
acompañarte en la eternidad

Te ofresco mi cuello para saciar tu sed,
humedecer tus labios
satisfacer el ansia.

Profundisa la mirada,
concedeme estar contigo y con tu alma.
Date cuenta que soy sincero entrando en mi mente
pues deseo estar contigo siempre.

Armando Corona

Poema de la despedida

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós
no se si me quisiste... No se si te quería
o tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a tí.
No se si te amé mucho... No se si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en tí.

José Angel Buesa

Anoche Mientras dormía

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.

Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;

y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

Antonio Machado

14 febrero 2005

San Valentin

Hoy es el día del amor
Por eso reguemos flores
Pétalos multicolores
Cargados de suave olor
Que el alma sienta el sabor
Que genera un beso ardiente.
Besa una madre una frente
Besa un amante en la boca
Y a cada corazón toca
Como al alba un sol ardiente.

De las rosas el color
Rojo que ilumina el día
Cupido con alegría
Tejiendo versos de amor
trae en su flecha una flor
y una hermosa ronda empieza
con una sutil belleza
que solo logran los sabios
y deposita en los labios
Besos que matan tristezas.

En un cometa de estrellas
Viene volando mi canto
trayendo del amor tanto
sentir y luces tan bellas
melodías cual doncellas
listas para compartir
del corazón su latir
en versos llenos de flores
formando un nido de amores
para a un mundo repartir.

Y si hoy es un día en que llueve
Nacerán nuevos botones
Se abrirán los corazones
para que al dolor se lleve.
Y si temes que sea nieve
saldrá un sol desde la altura
dando brillo a la hermosura
de los campos del amor:
¡San Valentín da color
a la noche más oscura!

Nency